Supongo que te estarás preguntando que para qué demonios
sirve lo que te voy a contar, pues tiene
su aquel porque esto es lo que te explica por qué una crema que contiene los
ingredientes, en teoría adecuados, no te funciona bien a la hora de reparar la
pérdida de hidratación cutánea.
Para ello vamos a empezar por el principio.
Tu piel está formada por diferentes capas, la más
superficial es el estrato córneo.
El estrato corneo está formado por corneocitos que son
queratinocitos que han perdido el núcleo y se han rellenado de una sustancia
llamada queratina.
La queratina es la que les confiere tanto sus propiedades la
resistencia cómo de escudo hacia el medio ambiente.
Estás células, los corneocitos, están rodeadas por una
matriz extracelular que está principalmente formada por lípidos.
Esto seguramente lo has visto porque la explicación habitual
de cómo está constituida la piel es por la el modelo de pared de ladrillos.
De los lípidos que conforman la matriz extracelular o
intercelular los más destacables serían el colesterol, los esfingolipidos (dentro
de este grupo encontraríamos a las ceramidas) y los ácidos grasos libres.
Los lípidos entre los corneocitos se colocan de una
determinada manera formando lo que se conocen como membranas lamelares, es
decir la parte polar de la molécula se sitúa a un lado y la parte no polar
hacia dentro, de tal manera que puede contactar al mismo tiempo con agua como
con otros lípidos.
Este sistema, qué es un sistema fluido de geles cristalinos,
es lo que crea la retención de agua extracelular y una perfecta homeostasis.
Y este sistema es el que permite que aunque las células que
lo rodean están muertas, las variaciones que pudieran producirse pueden ser
detectadas por las células de las capas inferiores (que están todavía vivas
aunque les queda una asalto para cascar) puesto que son capaces de detectar cambios en la composición y en la
disposición de esta matriz extracelular y tomar por lo tanto las medidas
adecuadas para la reparación o síntesis.
Por ejemplo se puede poner en marcha la exocitosis de lípidos, es decir la expulsión desde las
células vivas hacia el espacio intercelular de estas tres sustancias que hemos
nombrado y que son claves dentro del sistema.
En imágenes se ve con mayor claridad.
Los estudios muestran que sí dentro de esta composición de
lípidos no hay una cierta proporción se
retrasa la reparación de la barrera.
Para explicarlo de
una manera más clara, para que todo el
sistema funcione tiene que haber unas cantidades determinadas de estos tres
componentes principales.
Con un ejemplo sería cómo hacer pan, tienes que tener harina,
agua y levadura (vamos a obviar que lleva sal) pero estos componentes no pueden
ir en las proporciones que a uno le dé la gana porque sino eso puede ser una
papilla quedarse duro como una piedra.
En la piel sucede
algo similar donde la proporción de ceramidas o esfingolipidos tiene que ser tres veces superior a la de
colesterol y ácidos grasos libres. Es decir tienen que mantener una proporción de
3:1:1
Esto nos indica que si tenemos una crema que contiene colesterol pero
ninguno de los otros dos no te va a funcionar aunque el colesterol sea un elemento
biomimetico de la piel y por lo tanto muy recomendable su uso.
También sucede si tienes un cosmético que contiene los tres ingredientes
pero no en la proporción adecuada.
Y esa también es la explicación de porqué cuando aplicas
determinados aceites sobre la piel no consigues el grado de hidratación ideal
puesto qué te estás limitando al aporte de ácidos grasos libres pero puede que
ese aceite no contenga las cantidades correctas de ceramidas por ejemplo.
Y ahora la cuestión típica es ¿cómo saber si una crema
contiene esta proporción ideal si con el etiquetado actual no podemos saber las
cantidades reales qué hay dentro del producto?
Pues exceptuando alguna marca que lo indica o que la línea
de su marketing está basada en publicitar que tienen este tipo de
distribuciones equimolares, cómo sería la Ceramol 311, es casi imposible
saberlo sin contactar a la marca y preguntarlo directamente.
Quizás el planteamiento más realista es el de evitar la
extracción de manera radical por parte del limpiador de los lípidos
intercelulares con lo que evitamos el necesitar un producto con una
distribución perfecta para su recuperación. No suena muy excitante pero no creo
que haya otra opción.
Si a esto le unimos que según Peter Elias a las 12 horas después
de una agresión se conseguiría una recuperación de la barrera del 50% en
personas jóvenes pudiendo alargarse este tiempo hasta tres días para una
recuperación total de la barrera.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
En personas mayores de 75 años la recuperación completa de
la barrera puede llegar a tardar hasta una semana.
El proceso empieza inmediatamente después de sufrir la
agresión y por agresión estoy hablando del agua caliente y del detergente
incluso el celo.
Cuando hablamos de esto no nos estamos refiriendo solo al pH,
estamos hablando de la extracción de lípidos intercelulares, o dicho de otra
manera de la extracción del mortero entre los ladrillos si nos vamos al modelo
clásico de pared de ladrillo.
Si tienes preguntas en los comentarios de mi cuenta de Instagram es donde puedes plantearlas. @veronicavivascr
Es tu piel, es tu decisión.
Bss Verónica.
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